El Gobierno nacional eliminó 71 normativas vinculadas a la actividad comercial, incluyendo programas como Precios Justos y la Ley de Góndolas. La medida busca simplificar el marco regulatorio, reducir la burocracia y promover la competencia interna. Para los emprendedores e inversores, el escenario abre interrogantes: ¿cómo impacta esta desregulación en los precios, la competencia y la planificación de nuevos negocios? Entender los efectos de este cambio resulta clave antes de iniciar un emprendimiento o invertir en el mercado argentino.
La Secretaría de Industria y Comercio oficializó la derogación de 71 normas que regulaban programas ya discontinuados, entre ellos Precios Justos y la Ley de Góndolas. La medida se enmarca dentro de la estrategia de desregulación impulsada por el Gobierno, que ya había eliminado la Ley de Abastecimiento, Precios Cuidados y requisitos como el SIRA para importaciones. Con esta decisión, se busca eliminar trabas burocráticas, transparentar el comercio y facilitar la libre competencia. Para los emprendedores y pequeños inversores, este cambio abre nuevas posibilidades pero también exige precaución: los precios se moverán con mayor libertad, la competencia se intensificará y la planificación financiera requerirá atención constante. Quienes quieran iniciar un negocio o comprar acciones deben comprender cómo este nuevo contexto puede modificar la dinámica del mercado argentino.
La eliminación de 71 normativas redefine las reglas del comercio. ¿Qué deben tener en cuenta los emprendedores que buscan iniciar negocios o invertir en acciones en este nuevo mercado argentino?
Una decisión que cambia las reglas del juego
El Gobierno argentino derogó 71 normas comerciales mediante la Resolución 357/2025, publicada en el Boletín Oficial. Entre ellas, se encuentran disposiciones relacionadas con programas ya inactivos como Precios Justos, la Ley de Góndolas y regulaciones derivadas de la derogada Ley de Abastecimiento. El mensaje es claro: avanzar hacia una simplificación normativa que reduzca la intervención estatal en la actividad comercial.
Para los emprendedores y pequeños inversores, este cambio no es menor. Menos regulaciones significa mayor libertad de precios, menos controles burocráticos y un entorno donde las reglas del juego dependen más de la oferta y la demanda que de decisiones administrativas.
Qué normas se eliminaron
De las 71 disposiciones, 27 correspondían a la Ley de Abastecimiento. Esta legislación permitía al Estado fijar precios y márgenes de ganancia en sectores sensibles como alimentos o energía. También se eliminaron resoluciones que respaldaban el programa Precios Justos y convenios de fiscalización con municipios.
Por su parte, la Ley de Góndolas, que obligaba a los supermercados a garantizar espacio a segundas y terceras marcas, quedó sin efecto junto con las normas que la sostenían. Además, se dieron de baja regulaciones vinculadas al COPREC (organismo de conciliación en relaciones de consumo) y disposiciones históricas que ya no tenían aplicación real.
Impacto inmediato en el mercado argentino
La eliminación de regulaciones produce efectos diversos:
Mayor competencia entre empresas, al desaparecer la obligación de cumplir con topes o márgenes fijados por el Estado.
Formación libre de precios, que puede generar ajustes a corto plazo pero, en teoría, mejora la eficiencia.
Simplificación administrativa, que reduce costos para quienes inician actividades comerciales.
Al mismo tiempo, la ausencia de controles abre interrogantes sobre la inflación y la protección del consumidor. Sin una normativa que regule la disposición de productos o los acuerdos de precios, el mercado se vuelve más competitivo, pero también más exigente para quienes participan en él.
Qué significa para los emprendedores
Quienes están pensando en iniciar un negocio deben tener en cuenta tres aspectos:
Precios más dinámicos: sin topes oficiales, los valores de insumos y productos pueden cambiar con rapidez. Es fundamental proyectar márgenes de ganancia con escenarios flexibles.
Competencia directa: las marcas ya no tienen asegurado espacio en góndolas por obligación legal. Ganar lugar en el mercado dependerá de la estrategia comercial y la propuesta de valor.
Menos burocracia: la reducción de trámites y regulaciones puede agilizar el inicio de actividades, abaratando costos de entrada.
Qué significa para quienes invierten
Para los inversores en el mercado argentino, la derogación de normas también impacta. La mayor libertad de precios puede generar oportunidades en sectores como alimentos, energía o retail, donde la competencia tenderá a reorganizar el mapa empresarial.
Al mismo tiempo, la falta de intervención estatal puede aumentar la volatilidad. Por eso, quienes compran y venden acciones deben mirar más allá del corto plazo, enfocándose en empresas con capacidad real de adaptarse a un mercado más abierto.
Riesgos y oportunidades
Como en toda desregulación, los efectos no son lineales. Para algunos sectores, la liberación de precios puede significar más margen de ganancia. Para otros, la competencia intensificada puede reducir la rentabilidad.
La clave para emprendedores e inversores es leer el mercado argentino con perspectiva:
Diversificar riesgos en lugar de apostar todo a un solo sector.
Monitorear cambios regulatorios: la desregulación avanza rápido, pero siempre puede haber ajustes.
Pensar en el consumidor: en un entorno sin controles, la confianza y la transparencia serán diferenciales para fidelizar clientes.
Conclusión: un mercado más libre, pero más exigente
La derogación de 71 normas marca un punto de inflexión. Argentina avanza hacia un esquema donde la iniciativa privada gana espacio y la burocracia retrocede. Para quienes emprenden o invierten, este contexto ofrece una doble lección: hay más oportunidades, pero también más competencia y más exposición a los vaivenes del mercado.
La pregunta no es si conviene emprender o invertir, sino cómo hacerlo de manera estratégica en un escenario donde las reglas se simplifican, pero la competencia se vuelve más intensa.



