Empezó vendiendo remeras en ferias y hoy lidera una marca que exporta diseño argentino. Nadia Giraudo convirtió un emprendimiento casero en una firma con identidad, sin capital externo y apostando siempre al trabajo local.
De una feria cordobesa al mercado latinoamericano: la historia de una emprendedora que nunca se desvió de su esencia
De un garage en Córdoba al mercado latinoamericano. Nadia Giraudo demuestra que cuando hay visión, constancia y autenticidad, el crecimiento es inevitable.
A los 17 años, Nadia Giraudo estampaba remeras en el garage de su casa en Córdoba. Las vendía en ferias barriales, por redes sociales y puerta a puerta. No tenía contactos ni capital. Solo una máquina de coser, una idea y una voluntad feroz.
Durante años trabajó sola: diseñaba, estampaba, sacaba fotos, contestaba mensajes, hacía entregas. Mientras tanto, estudiaba diseño gráfico, lo que le permitió profesionalizar su marca desde cero. A los 22 fundó Verde Limón, una marca de ropa urbana, cómoda y con identidad propia. Todo sin préstamos, socios ni atajos.
Desde el comienzo apostó al trabajo con talleres locales, materiales sustentables y proveedores argentinos. Su propósito fue siempre claro: democratizar el diseño sin resignar calidad ni ética. Lo que comenzó como un proyecto casero hoy emplea a más de 20 personas y vende en más de 50 locales multimarca de todo el país. También exporta pequeñas colecciones a Uruguay, Chile y Paraguay.
En 2019 abrió su primer showroom y, en plena pandemia, digitalizó su operación completa: ventas, atención al cliente, producción y logística. Esta transformación le permitió aumentar sus ventas un 80% en solo seis meses.
Su historia no tiene fórmulas mágicas ni virales. Su crecimiento fue orgánico: paso a paso, con foco en el cliente y coherencia total. “Tener talento no alcanza. Hay que estar todos los días, incluso cuando no tenés ganas”, dice Nadia, que hoy sigue al frente de cada detalle de su negocio.
No contrató influencers ni buscó grandes campañas. Apostó a construir una marca que hable por sí sola. Una marca con valores, con estilo y con una historia real detrás.
Nadia demuestra que el diseño también puede ser independiente, que el crecimiento puede ser sustentable y que el éxito no llega de golpe, sino con trabajo constante. Verde Limón no es solo una marca: es la prueba de que se puede crecer sin perder la esencia.



