Cuatro factores podrían mantener al dólar dentro de las bandas y alineado con la inflación: el anclaje fiscal, la política monetaria restrictiva, la oferta de divisas del agro y la intervención oficial en el mercado. Un delicado balance que busca evitar saltos bruscos y preservar la confianza de inversores y consumidores.
El dólar podría moverse en sintonía con la inflación si se mantienen ciertas condiciones económicas y políticas. La estabilidad depende de un equilibrio entre disciplina fiscal, control monetario, oferta de divisas y señales claras al mercado.
Disciplina fiscal, control monetario, oferta de dólares y confianza: la fórmula para un dólar estable.
En una economía como la argentina, mantener al dólar estable es casi una misión de alto riesgo. Sin embargo, hay cuatro factores que, combinados, podrían sostenerlo dentro de las bandas previstas y en línea con la inflación. La clave está en la consistencia de las políticas y en la percepción de los mercados.
Cuatro claves que podrían mantener al dólar bajo control
1. Disciplina fiscal
El anclaje de las cuentas públicas es el primer pilar. Un déficit controlado evita que el Estado tenga que recurrir a la emisión monetaria, reduciendo la presión sobre el tipo de cambio. Si el gasto se mantiene en línea con los ingresos, el mercado percibe un menor riesgo de descontrol cambiario.
2. Política monetaria restrictiva
El Banco Central cumple un rol central. Mantener tasas de interés competitivas desincentiva la demanda de dólares y estimula el ahorro en pesos. Esta estrategia, aunque enfría la economía, ayuda a contener la volatilidad.
3. Oferta de divisas del agro y exportaciones
La liquidación de cosechas y el ingreso de divisas por exportaciones actúan como un “pulmón” para el mercado cambiario. Un flujo constante de dólares comerciales da respaldo al Banco Central y mejora las reservas.
4. Intervención oficial y expectativas
El Gobierno puede intervenir en el mercado para evitar movimientos bruscos, ya sea vendiendo reservas o ajustando las bandas cambiarias. Sin embargo, el factor más importante es la confianza: si los inversores creen que las reglas del juego se mantienen, la presión disminuye.
Estos cuatro elementos no son independientes. La disciplina fiscal y la política monetaria sólida alimentan la confianza, que a su vez reduce la necesidad de intervención. Por el contrario, un quiebre en cualquiera de ellos podría desatar una reacción en cadena. Mantener el equilibrio es un desafío permanente, pero si se logra, el dólar podría acompañar el ritmo de la inflación y evitar sacudidas que impacten en toda la economía.



